Añadir leche artificial a la leche materna: por qué debe evitarse

La mayoría de las veces se recomienda añadir leche de fórmula por la incapacidad de proporcionar un apoyo adecuado a la lactancia materna y no por una necesidad real de la madre y el bebé

Los recién nacidos sanos, nacidos a término, suelen tener una excelente capacidad para regular su demanda de leche, mostrando claros signos de hambre unas 8-10 veces al día: empiezan a abrir la boca, les sale la lengua, giran la cabeza a izquierda y derecha; es un reflejo que se llama «búsqueda» porque indica que el bebé está listo para comer y está buscando el pecho de la madre. Si la madre siempre tiene al recién nacido a su lado en la sala de maternidad, entonces estará lista para llevarlo al pecho y satisfacer su petición de leche materna.

En los primeros días de vida, el recién nacido toma calostro, cuya cantidad es muy pequeña (unos pocos gramos, como una cucharadita) durante el primer día y luego aumenta gradualmente, siempre que no haya limitaciones en la frecuencia de las tomas.

Es normal que a esa edad, después de un tiempo desde el comienzo de la alimentación, el bebé se duerma durante 5-10 minutos, luego se despierte y quiera seguir completando la alimentación que puede durar 30, 40, 60 minutos, dependiendo del recién nacido. Tratar de cuantificar la alimentación por medio de un doble pesaje es lo más difícil y estresante para la madre.

Existen otros métodos para evaluar si las cosas van bien; basta con observar cómo el bebé está sujeto y posicionado en el pecho y, sobre todo, verificar que el bebé trague mientras succiona.

Muy a menudo una pérdida excesiva de peso se debe a una limitación forzada de la alimentación y, por lo tanto, a una falta de satisfacción de las peticiones del bebé, o a una succión ineficaz que no permite que la leche salga del pecho. En estos casos, el apoyo de un trabajador sanitario experto es suficiente para superar estas dificultades.

La adición de leche de fórmula se recomienda casi siempre debido a la incapacidad de proporcionar un apoyo adecuado. A veces sucede que a las madres que acaban de dar a luz se les dice que aún no hay leche y que tienen que esperar a que ésta llegue. En cambio, bastaría con enseñarles a exprimir la leche a mano, y entonces el calostro empezaría a salir del pecho, gota a gota.

Se han publicado muchos artículos sobre las propiedades nutricionales e inmunológicas del calostro, pero probablemente todavía no conocemos todos los beneficios, tanto a corto como a largo plazo.

Sin embargo, es posible, incluso en una situación como ésta, volver a la lactancia materna exclusiva, aumentando la frecuencia de las tomas y disminuyendo gradualmente la cantidad de leche maternizada, tal vez con la ayuda de una persona competente.